Ernesto Sábato

 

    

    Ernesto Sábato nació el 24 de junio de 1911, en la ciudad de Rojas de la Provincia de Buenos Aires. Hijo de inmigrantes italianos, fue el décimo de once hermanos. Estudio en La Plata y, si bien los escritores Pedro Henríquez Ureña y Ezequiel Martínez Estrada fueron de gran influencia, durante su primera juventud eligió estudiar ciencias físicas en la Universidad de La Plata, donde se doctoró en 1938. Durante aquel periodo, se acercó al partido comunista y, en 1933, fue elegido Secretario General de la Federación Juvenil Comunista.

    El comienzo de la década de los cuarenta fue también el inicio de su carrera como escritor. Y lo hizo en el campo de la crítica y el ensayo. Sus primeras colaboraciones aparecieron en la revista Teseo de La Plata, con un artículo sobre la novela de Adolfo Bioy Casares, La invención de Morel; y otros en el diario La Nación y en la revista Sur. También, se abrió camino como traductor: trajo al español las obras Nacimiento y muerte del sol, de George Gamow, y El ABC de la relatividad, de Bertrand Russell. En 1945, publicó su primer libro, Uno y el Universo, en el que reúne distintos artículos con los que empieza a explorar y a criticar esa aparente neutralidad moral que se le adjudicaba a la ciencia. A partir de ahí también advertía, con el avance frenético de las tecnologías, ciertas consecuencias deshumanizadoras. Por esta publicación, obtuvo el Primer Premio de Prosa de la Municipalidad de Buenos Aires.

    Tres años después, y luego del rechazo de distintas editoriales, la editorial Sur publicó El túnel, su primera novela de corte psicológico y existencialista que narra la historia del pintor Juan Pablo Castel quien, desde la cárcel, reflexiona sobre las causas que lo llevaron a matar a la mujer que amaba, María Iribarne. La novela llegó a la pantalla grande en tres oportunidades, de la mano del director argentino León Klimovsky, y de los directores españoles José Luis Cuerda y Antonio Drove. Con El túnel, Ernesto Sabato dio un paso fuerte y firme dentro de las letras argentinas de fines de los cuarenta, que lo posicionó como uno de los escritores más prometedores de su generación. Y así lo hizo. Para seguir siendo reconocido actualmente.

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